lunes, 18 de mayo de 2015

"En mar calmado todos somos capitanes".

Vivimos en una preciosa isla la cuál está rodeada de un hermoso mar azul. Gracias a éste ha sido una gran fuente de inspiración a muchos poetas canarios. Aquí mostraremos una serie de preciosos poemas relacionados con el mar. 

(Mi mar canario, José Fernández):


Mar Canario que transitas

Por las costas de mi tierra
Que navegue cuando niño
En el mar
De la playa de Las Canteras


En los tiempos de reboso
Te llevas su arena un día
Las guardas en tu interior
Y la devuelves en otro
Rubia y limpia como el Sol


Su agua caliente y transparente
Donde el Canario se baña
Con un Sol, que todo el año
Le trasmite su calor


El mar Canario y su Sol
Se enamoraron de ti,
Te cortejan a diario
Para que el visitante vea
Sin importarle siquiera
Que el trasmitirle calor
Es un regalo de Dios
Que la naturaleza le dio


Los turistas te visitan
Y no pueden olvidar que
Su mar, su arena y su Sol
Fue en la isla de Gran Canaria
Donde esta belleza encontró.


Mar Canario, con tus idas y venidas
No te cansas de lavar
La playa de Las Canteras
Donde un día me bañé
Muchas veces te dejé



Y hoy vuelvo, cansado y triste
A tu arena encontrar
Para no volverme a ir.
Quiero morir en mi tierra
A tu lado
Mi mar, mi Sol, tu arena y
Mi Playa de Las Canteras.


(Al Mar de mi Patria, José Plácido):

Baña Baña las costas de mi patrio suelo
un mar, rey de los mares de Occidente;
en él, aun niño sumergí mi frente,
en él, ya grande, divertí mi duelo.
Imagen de la paz que tanto anhelo,
lo he visto manso, halagador, riente,
y luego, imagen de la guerra, hirviente
subir bramando hasta tocar el cielo.
¡Hoy... del distante, mi dolor le nombra;
y aparecerse en mis sueños miro
del Atlántico mar la inmensa sombra!
Y con la mente a sus orillas giro,
y recostado en su cerúlea alfombra,
por mi visión al despertar suspiro.


(El Puerto, Juan Millares):

Puerto de Refugio, puerto de la Isleta
donde hallan cobijo todas las naciones 
y tiñen el cielo, como una paleta,
todos los colores de sus pabellones.

Suenan en las calles múltiples acentos
que truenan los aires con su algarabía,
y se mezclan risas a los juramentos
que, borracha, lanza la marinería.

Junto a los navíos de gran tonelaje
que en el dique grande vuelcan su pasaje,
avanza un velero con andar cansino...

El muelle parece sobre el Océano
el índice recto de enérgica mano
que, implacablemente, señala al destino.
















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